jueves, 11 de julio de 2013

Técnicas de Construcción

     Teniendo en cuenta que los puentes pueden considerarse, técnicamente  hablando, los elementos más complejos de las infraestructuras civiles, los  modos de construirlos presentan a veces casi más complejidad que el puente  mismo. La posibilidad de ocurrencia de un siniestro en la fase de construcción  es elevada y el agente de seguros deberá cerciorarse de que en el proyecto no  solo se contemplan las situaciones desfavorables es cuanto al comportamiento  en servicio sino también que la solución constructiva está adecuadamente  concebida.

     La técnica de construcción está fuertemente condicionada no solo por el tipo y  material de puente sino también por las condiciones particulares del  emplazamiento por lo que no existe un catálogo cerrado. De todas formas  podemos reseñar las siguientes.

A) Técnica de construcción con cimbras

     La forma de los puentes de  hormigón se obtiene por medio de  encofrados en los que se coloca  el hormigón fresco (hormigonado  in situ). La forma del encofrado  para las vigas y las losas de la  calzada se apoyan en las  llamadas cimbras que transmiten  el peso del hormigón aún no  portante en el subsuelo. A medida  que va fraguándose el hormigón,  la obra adopta su propia  capacidad de soporte y puede ser  retirada la cimbra.

     Anteriormente, los carpinteros solían labrar esas cimbras de madera  desplegando gran habilidad. Hoy en día, en cambio, se utilizan  predominantemente estructuras de grandes dimensiones, y cobra suma  relevancia la estructura de la cimbra por lo que el diseño, el cálculo y la  elaboración de cimbras complejas son encargados, muy a menudo, a  empresas especializadas en este terreno.

     Los costes de una cimbra en voladizo y autoportante, que se utiliza, por  ejemplo, para puentear una profunda garganta, pueden elevarse hasta a una  tercera parte de todo el coste de construcción del puente.

     El cálculo y la confección de la cimbra implican un notable riesgo para los  aseguradores. En los últimos años, una y otra vez se produjeron graves  accidentes a causa del derrumbe de las cimbras al colocar el hormigón fresco  pesado con cargas de 1.000 toneladas y más. Como causa se constató el fallo  de elementos de las cimbras expuestos a dobladuras por errores de cálculo o  faltas en la mano de obra así como cimentación insuficiente de la cimbra.

     Particularmente las uniones de las celosías suponen puntos muy débiles que  hay que dimensionar de forma adecuada y ejecutar con gran exactitud.  Aparte de las cimbras vaciadas in situ, se utilizan también cimbras deslizantes.  Esas cimbras resultan ser económicas si hay que hormigonar varios tramos de  puentes sobre un subsuelo plano de igual sección transversal y si el puente no  es demasiado alto. Para la construcción de puentes largos en terreno  accidentado o de puentes en pendientes montañosas donde no es posible  colocar cimbras apoyadas en el subsuelo se han desarrollado estructuras  auxiliares: unos apoyos de andamiaje sobre vigas transversales sujetas en los  soportes del puente pueden deslizarse de un tramo a otro.

     Las cimbras deslizantes se utilizan para las obras más diversas, p.e. para el  hormigonado de las vigas en voladizo en las aceras de un puente cuyo cuerpo  fue construido según el método deslizante por tramos.

B) Método deslizante por tramos o secciones

     En esta técnica, la superestructura del puente va construyéndose en un lado  del puente en secciones (tramos) que miden de 10 a 30 m. El hormigonado de  las secciones se efectúa en un encofrado fijo (fábrica de tramos) detrás de uno  de los contrafuertes del puente. Una vez compactado el hormigón, la sección  va pretensándose, desencofrándose y, acto seguido, esa sección se desliza  sobre apoyos de resbalamiento (neopreno, teflón sobre chapa de acero  cromado) mediante prensas hidráulicas hacia la dirección del puente. A  continuación se procede a hormigonar la siguiente sección y es deslizada de  nuevo. En el último elemento delantero se halla montado un elemento frontal  de acero (morro) que durante el deslizamiento se apoya en el próximo pilar,  disminuyendo así los momentos en voladizo que resulten del peso propio.

     En los puentes con pendiente normal, en general, el método deslizante por  tramos va dirigido cuesta abajo. Para pendientes mayores del 2% se exigen  sistemas de frenado (placas estriadas, zapatas de freno) para que el puente  pueda deslizarse controladamente cuesta abajo.



     Los componentes del puente se fabrican in situ; de esta manera es posible  organizar más razonablemente el acabado de dichos componentes, p.e. por  medio de encofrados que pueden moverse hidráulico-mecánicamente, por la  confección de las armaduras en moldes, el empleo de travesaños auxiliares y  grúas. Para que los trabajos que hay que realizar en la fábrica de tramos no  queden perjudicados por las influencias del tiempo, es aconsejable que la  misma sea protegida por un tejado. En general, la confección de un tramo no  tarda más de una semana, es decir, cada semana se termina una sección de  puente de 10 a 30 m de largo. Este método de construcción resulta ser  económico para puentes que miden, como mínimo, 150 m. También los  puentes curvados se construyen según esta técnica.


     Si la técnica deslizante por tramos se aplica en la construcción de puentes  sobre ríos, a veces hay que puentear en voladizo y sin apoyo temporal grandes  tramos de unos 80 m: en la construcción de un puente de carretera, mediante  cables atirantados hubo que mantener un tramo en voladizo de esas  dimensiones a través de un pilón auxiliar. Dado que el pilón auxiliar se deslizó  junto con el puente, y que no se encontraba constantemente por encima de un  pilar, se derrumbó el puente.



C) Construcción con elementos prefabricados

     De vez en cuando, la construcción con elementos prefabricados conlleva  ventajas, p.e. cuando se trate de tramos cortos a través de vías de  comunicación donde no es posible colocar cimbras. Para levantar y colocar las  vigas sólo hay que interrumpir la circulación a corto plazo. 

Colocación de elemento en el  puente sobre el estrecho de  Öresund.
     La construcción mediante elementos prefabricados merece la pena cuando se  trate también de construir un gran número de puentes de iguales dimensiones  o en caso de puentes muy largos de muchos tramos con la misma luz libre. La  fabricación de los elementos puede tener lugar en la fábrica o en un sitio de  campo ubicado al lado de la obra del puente. 

El montaje se realiza con medios  de transporte y equipos de elevación cuya utilización va amortizándose en  puentes largos.

     Otro método reside en utilizar segmentos de elementos (p.e. en perfil cerrado)  que vienen prefabricándose en longitudes de 3 a 8 m, según las posibilidades  de transporte y elevación. En parte, los segmentos se montan en voladizo por  medio de un dispositivo de tendido (estructura portante de vigas de celosía).

     Una vez colocado un segmento en la posición de montaje, se procede a  tensarlo en sentido longitudinal con el elemento del puente montado  inmediatamente antes. Para garantizar una unión impecable entre los  componentes, a veces, se aplica un aglutinante de resina epóxidica sobre la  superficie de contacto.

     También en los puentes de acero hay sistemas de distintas longitudes, p.e.  vigas de celosía y retículas estándar. Los puentes de este tipo con luces libres  de unos 100 m se deslizan mediante un elemento frontal de avance (morro).


D) Construcción en voladizo con hormigón in situ

    En este método, la superestructura de puente se construye en secciones cortas  de 3 a 5 m mediante una cimbra en voladizo con encofrado. A continuación, las  secciones parciales van tensándose con la sección terminada. El encofrado y la  cimbra se construyen según un principio de unidades operadoras. De esta  forma se obtienen elementos constructivos que pueden utilizarse varias veces.  Desde 1950, esta técnica muy razonable encuentra aplicación a escala  mundial. Permite un  auténtico trabajo en  secciones. La construcción  en voladizo ha probado ser  muy eficiente si hay que  puentear obstáculos muy  anchos o valles profundos,  habiéndose alcanzado  luces libres de hasta 240 m.

     Este método de construcción se sigue también en los puentes sobre ríos donde  no es posible colocar cimbras que se apoyen en el suelo o si no quiere  entorpecerse la navegación. Si la construcción tiene su inicio en un pilar y se  extiende al mismo tiempo en ambas direcciones, van compensándose las  fuerzas de flexión (momentos en voladizo) que actúan sobre el pilar. En tales  casos es necesario que para mayor seguridad, los elementos constructivos en  voladizo sean tensados mediante elementos tensores verticales en el pilar de  partida o apoyados provisionalmente hasta que el cuerpo de la obra tenga la  estabilidad suficiente.

     Es posible igualmente seguir construyendo en sólo un lado desde el  contrafuerte del puente. Sin embargo, en tal caso unos cimientos lo  suficientemente fuertes, contrapesos o tirantes de anclaje para tierra/roca  deberán absorber las fuerzas de flexión que se originen.

     En este contexto hay que recalcar que durante la fase de construcción, la carga  de los elementos en voladizo puede ser mucho más elevada que en estado  terminado. Por este motivo, es imprescindible que el dimensionamiento y el  diseño del puente se ajusten también a las respectivas fases de construcción.

     Precisamente la inobservancia de estados críticos intermedios de construcción  tuvo por consecuencia que en el pasado una y otra vez ocurrieran accidentes y  siniestros de esa índole.

     Si la carga de las vigas en voladizo en fase de construcción acusa una  diferencia demasiado grande con respecto a la carga en estado terminado, es  posible prevenir esfuerzos excesivos de los diversos elementos en voladizo  colocando soportes o arriostramientos provisionales.

     Los arriostramientos por cables atirantados o barras de acero transmiten la  carga por un soporte auxiliar a un pilar vecino de la obra del puente.

     El apuntalado o arriostramiento provisional constituye una alternativa de la  armadura reforzada del puente. En la selección del método a seguir influyen también aspectos económicos. Riesgo y Seguro en “La Construcción de Infraestructuras Civiles” Página 116 El encofrado y la cimbra para las respectivas secciones parciales deben  transponerse fácilmente. Para ello se prestan muy bien los carros de avance  que soportan el encofrado. Una vez fraguada la sección parcial hormigonada,  el carro se desliza y se fija en esta sección. La técnica de construcción en  voladizo es particularmente apropiada para las vigas acartabonadas en  voladizo, o sea, las vigas cuya altura de construcción va disminuyendo desde el  pilar hacia el centro del tramo. A consecuencia de ello, se reduce el peso del  elemento de la viga en voladizo más distante del pilar, disminuyendo también  los momentos de flexión.

     Por consideraciones técnicas o exigencias implantadas por las autoridades, a  veces no es posible una construcción con vigas en voladizo, si, p.e. por  aspectos visuales se exigen viguetas con cordones paralelos de altura  constante. Habida cuenta de los momentos de flexión más elevados, en tales  casos se requieren arriostramientos por cables, según lo antes mencionado, o  la construcción en voladizo deberá efectuarse mediante apuntalados auxiliares.

     Para la construcción de puentes arqueados en voladizo, en la mayoría de los  casos es imprescindible utilizar arriostramientos auxiliares.


     En la construcción de puentes de varios tramos se emplean vigas de andamiaje  que miden 1,6 veces la luz libre. Las vigas de andamiaje permiten deslizar  sistemáticamente carros de encofrado en ambas direcciones desde el pilar,  pudiendo hormigonarse secciones de 8 a 10 m de largo. Una vez cerrado el  tramo, se desliza la viga de andamiaje para poder continuar los trabajos de la  misma manera desde el pilar próximo.

E) Construcción en voladizo de puentes de acero

     Ya en el pasado, se siguió la técnica de construcción en voladizo en los  puentes de acero y, más tarde, este método encontró aplicación también en las  obras de puentes de hormigón pretensado. El montaje en secciones de los  respectivos elementos del puente y su unión mediante remaches, tornillos o  costuras soldadas facilitaron la construcción de puentes en voladizo. En el año  1871, Gustave Eiffel concibió puentes arqueados aún impresionantes en  nuestros días que se construyeron según este método.

     Durante la fase de construcción, el puente Quebec (vano principal de 549 m)  construido en 1917 sobre el río San Lorenzo fue afectado por dos graves  temporales: en primer término, se derrumbó toda la mitad meridional del puente  por haberse dejado sin remachar muchos puntos de unión. A continuación,  durante los trabajos de levantamiento y colocación se rompió un elemento  intermedio de 195 m de largo.

     La técnica de construcción en voladizo se presta muy bien para los puentes de  acero tipo cajón muy usuales en nuestros días. Las secciones parciales  prefabricadas en el taller se levantan y se colocan mediante grúas, se rectifican  y finalmente se efectúan los necesarios trabajos de soldadura.

     Si se trata de puentes muy altos o si la carga y las dimensiones de los  elementos prefabricados están predeterminadas, la calzada del puente puede  construirse también en secciones parciales más pequeñas utilizando un carro  deslizante en voladizo.

     Como se ha mencionado más arriba, en el pasado ya se han producido varios  derrumbes durante la construcción de los puentes de vigas de cajón. En todo evento desempeñaron un papel importante los problemas en cuanto a  abolladuras. Los cálculos de la resistencia contra abolladuras en chapas de  poco espesor con elevados esfuerzos de compresión se basaron en un  conjunto de hipótesis (chapas planas, arriostramientos rectos, comportamiento  lineal) que no siempre coincidían con las realidades existentes en la práctica.

     En uno de los casos se constató además que para la ejecución de la obra se  había tomado en consideración un factor de seguridad más bajo que para el  puente terminado. El contratista incurrió, pues, en un riesgo más agravado  durante el plazo delimitado del estado de cargas debidas a la construcción,  durante el cual el puente aún no había sido puesto en servicio.

     Hoy en día, los puentes de vigas de cajón permiten luces libres de unos 300 m.  En cambio, son más económicos los puentes de cables atirantados. También  en este tipo de obras de puentes se puede aplicar el principio de construcción  en voladizo. Después de su montaje, los respectivos elementos del puente van  tensándose con los cables atirantados: en este estado de montaje están  asegurados más eficientemente contra la carga propia y eventuales cargas del  viento que puedan originarse.

     Para los puentes de cables atirantados suelen utilizarse cables espirales  cerrados que se caracterizan por sus buenas calidades técnicas y una  superficie cerrada y lisa. Los cables de este tipo están formados por alambres  redondos y perfilados de acero estriados en frío. Los cables pesados de  puentes alcanzan 180 mm de diámetro, siendo su peso superior a 200  toneladas. Unos cabezales en ambos extremos fabricados por fundición de  metales sirven para anclar los cables. Un recubrimiento, p.e. de polietileno,  protege el cable contra la corrosión. Cada haz de alambres se bobina en un  tambor que se transporta a la obra para ser montado. La fabricación tiene lugar  en talleres especiales.

F) Puentes colgantes

     En primer lugar hay que vaciar la cimentación para los pilones y los anclajes de  los cables portadores. A continuación se procede a construir los pilones y a  tender los cables portadores, y después la calzada del puente queda  suspendida de los cables portadores.
     Analizando más a fondo las fases de construcción, resalta claramente que la  construcción de un puente colgante supone un proyecto bastante difícil y  arriesgado.

     Habida cuenta de las circunstancias locales del subsuelo, a veces resulta  sumamente difícil el vaciado de la cimentación de los pilones. Así, p.e., cuando  los fundamentos de los pilones deben vaciarse por debajo del nivel del mar, constituyendo un peligro adicional las fuertes mareas.
     En esas circunstancias es factible excavar la cimentación mediante cajones  neumáticos flotantes que van bajándose al fondo submarino preparado para  rellenarlos de hormigón.
     A continuación se comienza a construir los pilones que sirven para conducir y  apoyar los cables portadores. Los pilones se fabrican de hormigón o de acero. Cuanto más ancho es el vano de un puente, tanto más altos deben ser los  pilones. En el puente Akashi-Kaikyo, con una luz libre de 1.990 m, se requieren  pilones de 333 m de altura para que se obtenga la altura necesaria de  circulación.

      Una torre de acero tan delgada y alta está muy expuesta a incurrir en  vibraciones por las fuerzas del viento. Por este motivo, durante el montaje hay  que prever arriostramientos para atenuar las vibraciones.

     Los pilones de acero se componen de secciones exactamente prefabricadas  que van montándose mediante una grúa trepadora. Los trabajos que hay que  realizar con la grúa a en grandes alturas en condiciones de tiempo muy a  menudo adversas, son muy peligrosos y exigen suma atención y cuidado.


     Incluso el montaje y desmontaje de las grúas en un espacio mínimo implican  numerosos riesgos. Asi, p.e., al desmontar una grúa con ayuda de otras dos se  produjo una carga excesiva, derrumbándose dos plumas. Sufrieron daños los  cables del puente, el tablero y los equipos de montaje.

     En los extremos del pilón se encuentran apoyos de desviación con un área  curvada. Esos apoyos conducen los cables portadores de forma tal que no se  produzca una dobladura.

     Los cables portadores de un puente colgante están formados por haces de  cables o alambres. En Europa, en los puentes colgantes más cortos se han  venido utilizando como cables portadores, en primer término, los ya descritos  cables espirales cerrados. Estos se suministran a la obra en las longitudes   requeridas, y son conducidos aisladamente por los pilones juntándolos  mediante grapas para formar el cable portador.

     Aparte de ello hay también cables portadores que están formados por alambres  redondos paralelos de unos 5 mm de diámetro. En la mayoría de los casos  resulta más económico formar haces de tales alambres redondos que, a su  vez, forman cables de alta elasticidad.

     Es por ello que los cables portadores en los puentes colgantes largos están  formados, en su mayor parte, de haces de alambres. En los EE.UU., ya en el  año 1841 se desarrolló una técnica para el tendido de los alambres en la  misma obra, el llamado método de hilatura o de torsión del cable al aire libre  que opera como sigue: un alambre de acero galvanizado de unos 5 mm de  espesor se conduce dos o cuatro veces sobre el vano a puentear, tendiéndolo  en la altura requerida que determina un alambre guía. Este proceso se repite  tantas veces como sea necesario hasta que se haya “hilado” el número  suficiente de alambres para el cable portador. El dispositivo de hilatura con las  ruedas de devanado permite desenrollar rápidamente los alambres del tambor  colocado en la orilla, pero, no obstante, tarda mucho tiempo hasta formarse el  cable.


     Para un cable del puente Golden Gate con una fuerza de suspensión de 85.000   toneladas se necesitaban 25.000 haces de alambre. En su estado acabado, el  cable tenía un diámetro de 92 cm. En Europa, la técnica de torsión del cable al  aire libre se aplicó por primera vez en la construcción del puente de carretera  sobre el Firth of Forth terminado en 1964 y más tarde también en las obras del  puente del Bósforo (1973) y del puente sobre el Humber en Inglaterra (1981).

     Desde hace poco, los cables portadores vienen formándose también de haces  de alambre prefabricados, p.e. en el puente que une las dos islas japonesas de Honshu y Shikoku. Cada haz está integrado por 127 alambres de un diámetro  de 5 mm. Se fabrican en la planta exactamente en su longitud necesaria para la  construcción, sus extremos se funden y se les dota de un cabezal de anclaje.

     A continuación cada haz de alambres se enrolla en un tambor que se  transporta a la obra. Cada haz se coloca en su posición correcta mediante el  andamiaje de trabajo del puente suspendiéndolo de cables auxiliares hasta que  se ha montado el número requerido para el cable portador y, mediante un  dispositivo hidráulico de compresión, estos haces van formando el cable  portador redondo fijándolos mediante grandes abrazaderas.

     El cable se protege contra posibles corrosiones por medio de un recubrimiento  de alambre galvanizado y una pintura a prueba de intemperie. Para el puente  Akashi-Kaikyo de una luz libre de 1.990 m se requieren 4 cables portadores de  84 cm de diámetro, formado cada uno de 21.000 alambres de acero en total.

     Hay que proceder con sumo cuidado en el anclaje de los cables. Según el  subsuelo y las dimensiones del puente, los cimientos del anclaje se vacían en  el subsuelo rocoso o en forma de un cuerpo de hormigón cuneiforme o como  anclaje de gravedad en forma de un enorme bloque de hormigón.


     Los respectivos haces del cable portador se abren en el bloque de anclaje para  anclarlos aisladamente. Por vía de un ajuste mediante placas distanciadoras y  chavetas, se proporciona a cada haz la debida tensión.

     Para la construcción de la placa de calzada se emplean secciones  prefabricadas de acero que suelen transportarse en buques al sitio de las obras  si se trata de puentes sobre ríos; allí, unas grúas las levantan y colocan en la  posición ajustada para el montaje. Las secciones de la placa van sujetándose  al cable portador mediante cables suspendidos y se las une a las respectivas  secciones anteriormente montadas.

     Durante esta fase de construcción, el fallo de los elementos e instalaciones  técnicas puede dar origen a graves accidentes. Así, p.e., el fallo de un  interruptor del motor trajo el movimiento incontrolado de una plataforma de  montaje de dos partes colocada por debajo del tablero del puente. A  consecuencia de ello, la parte exterior de la plataforma se deslizó  sobrepasando el extremo de la calzada aún no terminada del puente,  cayéndose desde 65 m al mar. Perdió la vida uno de los ocho trabajadores que  se encontraban en la plataforma.

     La construcción de puentes colgantes implica grandes riesgos. Aparte del  riesgo de vientos huracanados, toda negligencia o falta de montaje puede  redundar en una catástrofe.

     Los puentes colgantes se construyeron y se construyen también en regiones  sumamente expuestas a las fuerzas de la naturaleza. En el Japón, p.e., se da  una gran susceptibilidad a tifones con velocidades de hasta 200 Km/h (grado 3  en la escala Saffir-Simpson). Huelga decir que el diseño tiene en cuenta tales  cargas y, pese a todo ello, una y otra vez se han producido derrumbes de  puentes.

G) Métodos especiales de construcción

     La variedad de los puentes y las diferentes condiciones locales exigen distintos  métodos de construcción y por ello se presentan un sinnúmero de alternativas.

     A continuación, sólo mencionamos algunas de las variadas e ingeniosas  técnicas a titulo de ejemplo.

     El deslizamiento de puentes de vigas transversalmente a la dirección del tráfico  constituye un método que se aplica si hay que sustituir un puente ya existente  por otro nuevo, planteando problemas la interrupción por mucho tiempo del  tráfico. Si las condiciones del subsuelo lo permiten, el nuevo puente puede  construirse paralelamente a la obra antigua. El puente viejo se retira,  deslizándose la nueva obra mediante prensas hidráulicas sobre apoyos  deslizantes a su posición definitiva.

     Además del método deslizante se practica también el giro de un puente entero.  En un puente sobre un río, p.e., se puede prevenir un entorpecimiento de la  navegación y lograr un acortamiento del período de construcción si el puente  es construido en la orilla en sentido paralelo al río. La construcción del pilón  sobre un apoyo giratorio permite girar el puente alrededor del eje del pilón.  Durante esa fase, la obra es muy inestable y, consecuentemente, está muy  expuesta a fuertes vientos y a faltas en las maniobras. El viraje propiamente  dicho deberá efectuarse con sumo cuidado y tarda varias horas; hay que  prepararlo debidamente y tomar todas las precauciones necesarias en caso de  que haga mal tiempo.

     En vista de las difíciles condiciones locales y dada la exigencia planteada con  frecuencia de conservar el paisaje, para poder construir puentes por encima de  estrechos y profundos valles hay que cumplir con severas estipulaciones. Para  resolver esta situación, recientemente se ha desarrollado una nueva técnica de  construcción para puentes arqueados de hormigón armado. El arco se  construye en dos medios segmentos; el hormigón se coloca en un encofrado  trepador y, a continuación, los segmentos se bajan mediante cables de acero y  prensas hidráulicas

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