FACTORES DE RIESGO
De lo antes expuesto resalta claramente
que el riesgo de construcción de puentes
ofrece dos aspectos: por un lado, se da un riesgo para el mismo puente
y, por otro, para estructuras auxiliares
especiales, tales como las cimbras. Como quiera que las estructuras auxiliares suponen sólo obras
provisionales de corta duración, en todos los
proyectos se tratará de mantener lo más bajo posible los costes a
invertir en tal concepto. Al mediar una
carga en el margen límite de la capacidad portante, ello puede conllevar un riesgo elevado.
Sólo los datos completos del diseño de la
futura obra de puente permiten a los aseguradores
con experiencia estudiar el proyecto en cuestión o formular eventuales cuestiones adicionales.
En la mayoría de los casos, hay que
diseñar vanos anchos si la formación del terreno lo exige. En tales casos no se
requieren tantos pilares de apoyo, pero, a
cambio de ello, los pocos que existan desvían cargas mayores al
subsuelo. Así, pues, cobran suma
relevancia las condiciones geológicas en la superficie de cimentación de los pilares. Hay que prestar
atención especial al tipo ajustado de la
cimentación (pilares en vez de cimentación somera, mejora del subsuelo
por inyección, etc.).
Muchos estados
transitorios de construcción, sobre todo en los puentes elevados sobre valles, son muy susceptibles a las
fuerzas del viento. Por este motivo, hay que analizar la influencia del viento
en el recinto de la obra (cercanía a estaciones de mediciones, plazo de observación,
repercusiones especiales sobre la ubicación).
Si los cimientos de los pilares van a vaciarse
en aguas corrientes hay que investigar
la velocidad de flujo, los períodos de crecidas y el nivel máximo de las aguas junto con las antes referidas medidas
de protección (cajones neumáticos, tablestacado,
etc.).
En los grandes
puentes de acero sobre ríos, las respectivas secciones de la calzada suelen flotarse. Esas secciones
implican un elevado potencial de pérdidas totales dados los peligros de la naturaleza,
tales como fuertes vientos y oleajes, y el
riesgo de fallo humano durante las complicadas maniobras de elevación.
Los diversos
daños que pueden ocurrir durante la fase de construcción y montaje se subdividen en los tres siguientes grupos:
Daños materiales en las obras civiles y de
montaje, en maquinaria de construcción y
en equipos de montaje, así como en todo el equipamiento del sitio de construcción daños materiales y perjuicios financieros por
daños en propiedad ajena daños a personas (muerte o lesiones de empleados o
terceros) Como siempre, en los tres
grupos antes mencionados, sin excepción, el factor del fallo humano desempeñará
un papel importante.
En cambio, durante esas fases complicadas
de construcción no debe pasarse por alto que, ya por su naturaleza, los trabajos que
hay que realizar implican un elevado potencial
de peligros. Cabe citar brevemente los siguientes ejemplos: inundación del
tablestacado de una fosa de obra para cimentar el pilar en el lecho del río por crecidas dobladura de tramos del puente durante el
deslizamiento de la superestructura del puente
daños en las secciones de la calzada por
fuertes vientos durante el montaje derrumbe parcial a causa de un error de
cálculo en la estática daños por fallar
las cimbras vuelco, caída de carros deslizantes y grúas daños por vientos huracanados y oleaje accidentes
de trabajo, muy a menudo con lesiones mortales en caso de caídas desde grandes
alturas lesiones a peatones, daños en vehículos por desviaciones del tráfico insuficientemente
protegidas.
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